3 de marzo de 2008

Fuimos, vimos y creímos

Este primer fin de semana de marzo han comenzado las javieradas. Peregrinaciones cuaresmales al lugar de nacimiento de San Francisco Javier, patrono de Navarra y de los misioneros. Y hemos estado allí.
En el via crucis hacia Javier. Una mañana preciosa.

Un total de diecinueve chicos y chicas de nuestra parroquia hemos peregrinado a Javier: Pablo, Carlos, David, Cristián, Lucía, Patricia, Ana, Sinead, Paula, Marta, Liliana, Milagros, Elisa, Elena, Carlos, Ana, María, Paloma. Echamos de menos a muchos que no pudieron ir. Pienso en Pilar, pero como va el próximo fin de semana ya lo disfrutará. Y a algunos más.

Íbamos en un grupo de unos trescientos veinte aproximadamente. Junto con varias parroquias de Madrid, Las Rozas y Acción Católica, cuyos militantes han dedicado muhcas horas para que todo este gran grupo pudiéra peregrinar.

Según las cifras oficiales, dadas por los servicios de seguridad de la Comunidad Foral de Navarra este fin de semana participaron unos nueve mil peregrinos en el Via Crucis y la Misa Domincal de ayer. El sábado habían llegado unos cinco mil que regresaron a los lugares de origen el mismo día. En total en esta primera Javierada unos catorce mil peregrinos. Una pasada.

Antes de caminar tuvimos una celebración penitencial en la que muchos aprovechamos para confesarnos y recibir el sacramento de la penitencia ¡Qué distinto es peregrinar en gracia de Dios! Una caminata de unos veinte kilometros, el primer día. Y el Via Crucis que separa Sangüesa de Javier unos ocho kilómetros... un paseo, vamos. Por cierto, allí nos encontramos con María y otros amigos del apóstolado de Jóvenes. Yo me encontré con muchos amigos que hacía tiempo que no veía.
Lo mejor: la Misa en la explanada ante el castillo de Javier. En la Homilía de la Misa, el Arzobispo de Pamplona y obispo de Tudela, D. Francisco Pérez, nos habló de cinco claves de la vida cristiana que Francisco de Javier vivió muy en serio:

Ponía la confianza en Jesucristo y en su Palabra
Amaba sin excluir a nadie
Bebía en las fuentes de los Sacramentos
Amaba a la Iglesia con generosidad
Defendía a los pobres y desvalidos promoviendo la justicia


En el autobús a la vuelta ya casi llegando, Ana dijo: "Bueno, el año que viene ¿volvemos, no?"

¡Pues, claro!