27 de octubre de 2011

Cottolengo del Padre Alegre: Un flechazo de humanidad

El sábado 29 de Octubre a las 10:30h hemos quedado para ir a Cottolengo y retomar esta actividad del voluntariado que tanta vida nos da.
 Estáis todos invitados, y para quién tenga dudas aquí dejo un artículo bastante interesante. 

"Según dicen, la tercera planta del Cottolengo es la más dura de sobrellevar. En mi  primera visita no he conocido más de la casa, pero desde el primer instante me di cuenta de por qué mi amiga siempre se refiere a sus niñas de manera especial. Desde ese instante, también yo las considero mis niñas."
Cottolengo del Padre Alegre: Un flechazo de humanidad Hace mucho tiempo que, por principio, decidí no ver la televisión en vista del auge que la denominada telebasura ha tomado en la gran mayoría de ellas como motor principal en el que basar su índice de audiencia. Pero, afortunadamente, el pasado domingo 20 de febrero pude apreciar que, al menos aún alguna de las cadenas que han salido a la luz, en virtud del nuevo abanico de televisiones que nos ha traído la TDT, en este caso Intereconomía, no pone su énfasis en ese oprobioso aspecto; al menos, en el programa  que pude presenciar así es, aunque a día de hoy  sigo siendo fiel a mi decisión dada y, salvo referencias previas, no parece estar ajustado a la lógica que cambie de parecer de la noche a la mañana.
Pero al César lo que es del César, y en esta ocasión no me duelen prendas admitir  la labor de la citada cadena, y más en concreto el pleno acierto de la misma al emitir un programa llamado “Un granito de arena”. Conducido por el conocido y popular presentador Bertín Osborne, un tío de bien, desde lo poco que conozco sobre su trayectoria, con el cual siempre he sintonizado por su franca manera de ser, el programa que se emite todos los domingos por la noche recoge ese sinfín de testimonios que, en su totalidad volcados en la ayuda al prójimo, tan poca prédica tienen para los denominados medios de comunicación, tan fijados hoy en día en su obsesiva idea de  solamente atender a la rentabilidad de sus emisiones.
Por esto, es doblemente motivo de agradecimiento que la citada cadena de televisión, haya puesto en antena una emisión como el citado programa, que, me da la impresión, desgraciadamente no sea de las primeras emisiones seguidas en el ranking  de los domingos por la noche. Y me aventuro a expresarme así porque, atendiendo a un somero análisis de la sociedad que nos ha tocado vivir, en general esta sociedad pacata, ciega y más ignorante que nunca, poco atiende  a las miserias del otro. Al contrario, es capaz de mirar con una facilidad pasmosa hacia otro lado para seguir abrazando su máxima idea de estar viviendo en “Un Mundo Feliz”, semejante al que nos legó  Aldous Huxley, pues la inmortal obra del escritor inglés, creada hace mucho tiempo atrás, ha sido premonitoria de los tiempos que corren y, me temo que también seguirá siéndolo de los futuros. Lo cierto es que nunca estuvimos tan bien en lo material, pero nunca caímos tan bajo en la vertiente ética de nuestro día a día.
Mentiría si dijese que el Cottolengo me era desconocido del todo. Sí puedo declarar que jamás lo había visitado, pero unas amigas que llevan tiempo yendo allí, ya me habían hablado de su labor para con las necesidades de las allí residentes. Al no poder una de ellas ir este fin de semana, y ante la necesidad de encontrar a alguien para que echase una mano a la hora de pasear a sus  niñas, me ofrecí para la puntual suplencia. Indudablemente esa necesidad ayudó pero el magnífico programa visto, donde tanto el presentador, Bertín Osborne, como la Hermana Eva y los voluntarios Mari Ángeles y Carlos que a él acudieron, hizo el resto. Ni corto ni perezoso acepté acercarme el pasado sábado al Cottolengo.
Mi amiga habló con claridad sobre lo que allí me encontraría. Me dio pelos y señales sobre la situación de sus niñas... Prácticamente, desde que arrancamos el coche hasta que llegamos, apenas me dejó abrir la boca. Bueno... no me dio opción a decir más, porque ella lo quiso decir todo. Una vez allí, tras la presentación  de rigor en la recepción  y tras ponerme la bata blanca de no menos rigor, pasamos a saludar a la Hermana Luisa que estaba en la cocina. Y de ahí, “al tajo… que el tiempo apremia”, me dijo mi amiga.
Cottolengo del Padre Alegre: Un flechazo de humanidad
Según dicen, la tercera planta del Cottolengo es la más dura de sobrellevar. En mi  primera visita no he conocido más de la casa, pero desde el primer instante me di cuenta de por qué mi amiga siempre se refiere a sus niñas de una manera especial. Desde ese instante, también yo las considero mis niñas.
Primero nos encontramos con Paloma, tal vez el destino me tenía asignado uno de los mejores recibimientos, y quién mejor que la cantante del documental de “Un granito de arena”, para abrirme las puertas de un mundo muy especial. Después vinieron los desmesurados gritos de emoción de Lidia, la incansable petición de Merche porque la pasees una vez sí y otra también, pasillo arriba, pasillo abajo. Después fue Judith, Teresa, Verónica... y, por último, la más pequeña de todas: Silvia.  Creo que lo más ajustado es decir que allí lo que se respira es humanidad y dignidad a raudales, por esto me sentí tan especial pasando unas horas con ellas. Hice lo que pude y nunca les estaré lo suficientemente agradecido por haberme dado la oportunidad de haberlo hecho, por haberme hecho partícipe de sus especiales vidas.
Ayer fue domingo y hoy, cuando escribo estas líneas, lunes, y no deja de dar vueltas en mi cabeza con fijación el preguntarme cómo estarán mis niñas: si ayer u hoy otros voluntarios las habrán paseado y ayudado a comer... Cuando me fui de allí, recordaba las palabras de Mari Carmen: “Quién allí va, o se engancha o sale de estampida” Creo que se equivocaba en la mitad de lo que decía, porque si allí vas es para engancharte sin remisión alguna. Y yo estoy en esas...

Gianmarco Gritti - 28/02/2011 

8 de octubre de 2011

Steve Jobs y el valor de las cosas bien hechas

(Entrada muy interesante en un blog amigo)
"Me parece que para los que somos fans de Mac, podíamos rendir un homenaje a su creador, que falleció ayer, a consecuencia de un cáncer.
Nos mandan desde el aeropuerto de Frankfurt este video, que es toda una lección de amor al trabajo. Quizá a Jobs le faltó darse cuenta de algo que nosotros sabemos bien e intentamos vivir: que el trabajo es la materia de nuestra santidad, porque si lo ofrecemos a Dios lo convertimos en oración. Descanse en paz y al Señor le encomendamos."

7 de octubre de 2011

Nadar contra corriente

Tiene muy buena pinta este libro, la verdad. Es cierto lo que dice acerca de que el Papa no rehúye ningún debate, ningún diálogo con nadie, ninguna batalla dialéctica. Cuando a veces los cristianos nos quedamos sin argumentos, suele ser por falta de estudio y de formación. Pues ánimo con este libro, que parece ser muy interesante.